Colegiata Santa María de los Sagrados Corporales en Daroca, Patrimonio en la Provincia de Zaragoza
Colegiata Santa María de los Sagrados Corporales en Daroca
La Iglesia Colegial de Santa María de los Sagrados Corporales de Daroca empezó a construirse a mitad del siglo XII. Las obras duraron todo el siglo XIII y parte del XIV, y sufrió añadidos sustanciales a lo largo del XV. A finales del siglo XVI se construyó una iglesia nueva, aunque dejando algunos restos de la anterior. Es el conjunto que hoy podemos admirar.
La iglesia primitiva estaba orientada al este; tenía tres naves, la central mucho más alta y ancha que las laterales; al parecer solamente tenía dos tramos más la cabecera. La puerta primitiva se abría al sur, al igual que el resto de las iglesias de la ciudad. La torre era de ladrillo, de estilo mudéjar, seguramente levantada en el siglo XIII; hoy se encuentra totalmente invisible al exterior enfundada por la de piedra que se edificaba en 1441. También en el siglo XV fue reconstruida la puerta del Perdón, al oeste, aprovechando un tímpano de época más antigua.
También proceden de la antigua iglesia el órgano y la sillería del coro. El órgano es obra del organista de Calatayud, Pascual de Mallén de 1498. Este órgano fue transformado en el siglo XVI. Las cincuenta sillas de madera del coro las fabricó el maestro fustero de Zaragoza, Juan Canes entre 1494 y 1495.
Entre los siglos XV y XVI, ante la gran afluencia de devotos y peregrinos visitantes de los Sagrados Corporales, se pensó en amplíar el templo. Se encargó de la dirección de las obras a Juan de Marrón, castellano y vecino de Orea, que en 1587 comenzó derribando el claustro y algunas casas contiguas. Abrió la nueva puerta, de estilo renacentista tardío, con abundantes insinuaciones barrocas del siglo XVII.
La puerta consta de un arco de medio punto, apoyado sobre pilastras de molduraje muy sencillo. Su intrados tiene un angelito en la clave y va decorado con motivos vegetales en recuadros. en la clave exterior tiene un escudo y cabezas de clavo, dentro de recuadros. En las enjutas del arco hay ángeles con guirnaldas.
A ambos lados de la puerta hay cuerpos avanzados formados por grandes zócalos, sobre los que descansan pares de columnas corintias, en los que aparecen cuatro imágenes de Santos, muy deterioradas. El hueco superior, es a modo de hornacina rematado en forma de concha. Encima de estos huecos, corre un friso decorado y los grupos laterales de columnas rematan con un frontón triangular.
El cuerpo superior tiene un gran ático, entre esbeltas columnas, decorado en relieve y representando a un sacerdote que muestra a la tropa los Sagrados Corporales. Este ático está terminado por un frontón curvo partido, y en el centro aparece la imagen de la Virgen que remata todo. A los extremos hay ángeles con escudos y dos imágenes toscas de Santos.
Fue la puerta principal del primitivo templo y posiblemente la última fase de la construcción de aquel que, iniciado en estilo románico termina con esta muestra del gótico. Sencilla de líneas posee una indudable belleza que se traduce en perfecta armonía de conjunto.
De clara influencia francesa puede situarse su construcción en la mitad del siglo XIV que fue remoda arquitectónicamente en el siglo XV. Destaca la decoración del tímpano ejecutada por un escultor excesivamente imaginativo que nos ofrece una versión muy personal del Juicio Final, por lo que antiguamente se llamó a esta puerta la del Juicio final.
El tímpano presenta una visión del Apocalipsis: Cristo triunfante entre el sol y la luna, y ángeles que portan los instrumentos de la pasión; es adorado por la Virgen y San Juan, que interceden por los hombre, los cuales son despertados de sus tumbas por ángeles trompeteros.
Debe su nombre a poseer el privilegio de acogida, Locus apellationis, y de perdón con sólo tocar con la mano uno de sus clavos y después santiguarse. Este clavo es diferente a los demás, y se distingue porque en su cabeza está marcada una cruz.
Bajo la gran cúpula elíptica de la Basílica de la Colegial se yergue majestuoso el monumental baldaquino, obra del barroco, ejecutada en 1682.
Sobre cuatro pedestales de jaspes, otras tantas columnas salomónicas de mármol negro sostienen el baldaquino propiamente dicho, constituido por dos cúpulas de calada filigrana en madera dorada, en donde el artista zaragozano, Francisco Franco, coloca magistralmente distribuida una ornamentación riquísimamente policromada de angelotes, que unos sostienen escudos de los Corporales y entre ellos el de Armas del Arzobispo Terrer. Corona todo el conjunto las estatuas de cuatro Doctores de la Iglesia y en la cúspide la imagen de Santo Tomás de Aquino.
Bajo esta monumental obra de arte se cobija el grupo escultórico de la Asunción de la Virgen. Sobre unas nubes, que sostienen dos bellísimos ángeles, tiene su asiento la imagen de la Virgen María, de singular y exquisita expresión. Conjunto maravilloso y un prodigio de equilibrio lleno de fantasía e ingravidez. En el centro de las nubes que sostiene a la Virgen, se abre un óculo, con cerramiento de concha movible que se utiliza para la exposición de la custodia con la Sagrada Forma.
La capilla es la antigua cabecera de la iglesia románica, siendo una afortunada construcción de tipo franco flamenco a modo de jubé, o separación del altar del antiguo presbiterio.
Forma todo un conjunto unitario, labrado en piedra blanca a lo largo del siglo XV. Parece que se empezó por encargo de Juan II de Aragón y se terminó con los Reyes Católicos. En ella pudo trabajar el escultor darocense Juan de la Huerta, que sirvió en la corte de Borgoña. Pueden apreciarse por lo menos tres facturas sucesivas.
Aparece el frente de esta capilla, con una rica portada cuajada de relieves y calados, con arabescas cortinas de alabastro, tejidas bajo las ojivas de los tres arcos que rematan en agudos florones. Representados en lo más alto, bajo doseletes, aparecen Cristo en la Cruz, y dos parejas de ángeles sosteniendo en sus manos el Santísimo Misterio y los blasones de Aragón y Castilla.
A finales del siglo XVII se abrió el óculo que sirve de ostensorio y se pintaron las figuras con ribetes y lunares dorados. Llaman la atención los relieves del jubé que narran la historia del milagro de los Corporales, con un hábil trabajo lleno de detalles documentales de la época.
Tras del óculo se encuentra un camarín donde se guardan los Sagrados Corporales en una moderna arqueta sagrario de plata repujada, en cuyas caras se ven esmaltados los escudos de Aragón, Santo Sepulcro, papa Pío XII y arzobispo Domenech.
Los laterales de esta capilla están decorados por figuras esculpidas, dispuestas sobre repisas escalonadas sobre el gablete, cuyos arranques apoyan en los extremos de arcos rebajados. Bajo los gablestes aparecen el yugo y el haz de flechas, armas de los [_ReyesCatólicos_], Isabel y Fernando.
Principales referencias consultadas:
Páginas del Ayuntamiento y de la Comarca,
Zaragoza Turismo (DPZ),
Red Aragón,
Gran Enciclopedia Aragonesa y
Wikipedia.
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Colegiata Santa María de los Sagrados CorporalesImagen obtenida de Daroca Info bajo licencia de © Todos los derechos reservados
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Puerta del Perdón Colegiata Santa MaríaImagen obtenida de SkyscraperCity bajo licencia de © Todos los derechos reservados
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Abside románico Colegiata Santa MaríaImagen obtenida de Daroca Info bajo licencia de © Todos los derechos reservados
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Portada Colegiata Santa MaríaImagen obtenida de SkyscraperCity bajo licencia de © Todos los derechos reservados
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Colegiata Santa María de los Sagrados CorporalesImagen obtenida de DPZ – Turismo Provincia de Zaragoza bajo licencia de © Todos los derechos reservados
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Capilla Sagrados Corporales Colegiata Santa MaríaImagen obtenida de Daroca Info bajo licencia de © Todos los derechos reservados
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Sagrados Corporales Colegiata Santa MaríaImagen obtenida de Daroca Info bajo licencia de © Todos los derechos reservados
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