Iglesia del Real Seminario de San Carlos Borromeo en la Ciudad de Zaragoza
Iglesia del Real Seminario de San Carlos Borromeo en Zaragoza
Sobre el solar que antes había ocupado la Sinagoga mayor de la judería zaragozana, se levantan a finales del siglo XVI el Colegio e Iglesia de la Inmaculada, pertenecientes a la Compañía de Jesús. Tras la expulsión de los jesuítas en el año 1767, pasa a denominarse Real Seminario de San Carlos Borromeo, en honor del rey Carlos III.
En el siglo XVIII se renueva toda la ornamentación interior de la iglesia, diseñada por el hermano Lacarre, convirtiéndose en el conjunto más suntuoso y joya del barroco zaragozano y en modelo para numerosas obras posteriores.
Aquí vivió en sus celdas y enseñó desde su cátedra de Sagradas Escrituras uno de los escritores más importantes del barroco español, Baltasar Gracián.
Del conjunto monumental, merece la pena destacar el claustro cuadrado construido en los siglos XVII al XVIII, que también es de ladrillo. El refectorio está azulejado con cerámica de Valencia. La escalera del siglo XVII también está azulejada con un arrimadero y además está cubierta con una cúpula barroca muy adornada.
Llama la atención la irregularidad de la planta del edificio y los distintos estilos artísticos que aparecen, dado que ocupa el solar de distintas casas viejas compradas en el siglo XVI por los jesuítas, y a las consecutivas ampliaciones.
La sobria fachada de ladrillo de la iglesia, restaurada en el siglo XVII tras sufrir un incendio, no anticipa el suntuoso interior, donde una recargada decoración dieciochesca, domina todo el espacio.
El interior es de nave única con capillas laterales comunicadas por puertas. El techo de la nave es en bóveda de crucería y el perímetro está recorrido por una tribuna desde finales del siglo XVI. La iglesia fue renovada a partir de 1723 por el hermano Lacarre, Pablo Diego Ibáñez, que modifica toda la ornamentación interior, convirtiéndola en la iglesia más suntuosa y espectacular de la ciudad y en modelo para otras iglesias posteriores.
Todo el interior de la iglesia despliega una profusa decoración a lo largo de la nave y en las capillas laterales. Dentro del conjunto sobresale el Altar Mayor, con el enorme retablo de la Inmaculada, de concepción efectista y escenográfica: madera dorada, colores vivos (rojos, turquesas, rosas), y refinadas decoraciones chinescas con motivos florales, nos hablan ya de una sensibilidad próxima al rococó. Cuenta con 18 esculturas de tamaño natural, y 25 querubines de tonos muy vivos, a lo que tenemos que sumar, otras 11 esculturas de distintos santos, elevados sobre peanas dispuestas ante los pilares de la nave central.
La Capilla de San José es la primera que encontramos a la derecha tras acceder al templo, separada de éste por una verja de bronce. Su fastuosa decoración y su ejecución anterior al resto de la ornamentación de la iglesia, hacen pensar que fue el modelo tomado por el hermano Lacarre para su proyecto renovador.
La Capilla privada de los Duques de Villahermosa, presenta en el frente un retablo churrigueresco de madera dorada y en los laterales, en hornacinas de jaspe, se sitúan las estatuas orantes de los duques en mármol blanco. En los muros laterales la decoración se completa con una serie de pinturas de Vicente Berdusán, fechadas en 1693.
Principales referencias consultadas:
Ayuntamiento de Zaragoza,
Red Aragón,
Gran Enciclopedia Aragonesa y
Wikipedia.
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Iglesia del Real Seminario de San Carlos BorromeoImagen obtenida de Arzobispado de Zaragoza bajo licencia de © Todos los derechos reservados
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Iglesia de San Carlos: Coro y TribunasImagen obtenida de Arzobispado de Zaragoza bajo licencia de © Todos los derechos reservados