El Río Huerva
El Río Huerva
El río Huerva nace en Fonfría en la Sierra de Cucalón, a 1280 metros de altitud, tiene una longitud de 128 Km., y su cuenca tiene una superficie de 1.020 kilómetros cuadrados.
Tras su nacimiento, recorre varios kilómetros sobre los altos páramos de la sierra de Pelardós o Pelarda y, tras pasar por Bea, bordea la Sierra de Cucalón antes de entrar en la altiplanicie de Campo Romanos por la que discurre lentamente y con poco caudal hasta llegar a Villarreal de Huerva, donde recibe el aporte del Arroyo de Villalpando, que incrementa su caudal. En esta zona recibe además a otros afluentes como al Lanzuela en Badúles, el Horcajo, y el Villarroya.
Poco después gira en dirección este para adentrarse en el valle formado por las sierras de Modorra y del Peco, volviendo a encajonarse y cambiando a partir de aquí la fisiografía del río. El valle se estrecha, aparecen los sotos de ribera y recibe las aguas de pequeños barrancos tributarios, poco importantes en cuanto a caudal pero sí de gran importancia faunística y paisajística.
Tras rodear Cerveruela y pasar Vistabella, vuelve a girar en dirección Norte, formando las Hoces del Huerva, quizás el paraje de mayor belleza de este río. Dejando atrás la Sierra de Herrera y antes de Tosos llega al Embalse de las Torcas, abandonando el Sistema Ibérico y adentrándose en el valle del Ebro.
En las proximidades de Vistabella se ubica el azud de la Umbría, pequeña cascada con una poza, y la fuente de la Canaleta, cerca del cauce del río.
Los estrechos del Huerva a su paso por Tosos son un lugar privilegiado para disfrutar de la naturaleza, siendo la única zona de la comarca en la que se puede realizar deporte de aventura o barranquismo. Aguas arriba de la fuente del pez, la estrechez del Huerva hace que el deportista pueda tocar las dos orillas (paredes) del Huerva al mismo tiempo.
Pasa por Villanueva de Huerva, donde se encuentra el El Baño, fuente catalogada desde antiguo como medicinal y su agua es recomendada a las personas que sufren del riñón.
Más ante, en Mezalocha, se levanta una segunda presa, el Pantano de Mezalocha, obra magna del siglo XVIII, y uno de los embalses más antiguos de Aragón. Este embalse, actúa como reservorio temporal del agua que sobra del Pantano de Tosos, situado aguas arriba. Los acantilados y cortados de sus alrededores son conocidos por los aficionados al alpinismo, al ser aptos para el inicio a la escalada.
Continua su recorrido por Muel donde se encuentra con los restos del dique de la presa romana construída a principios del siglo I. El dique sirve de pedestal a la Ermita de la Virgen de la Fuente. Las filtraciones de la presa han dado lugar a un estanque a su pie y a una famosa fuente, que conforman el Parque Municipal de Muel, con las famosas cascadas del río.
Sigue su recorrido por Mozota, Botorrita y María de Huerva, donde el valle se amplía.
Continua por Cadrete y Cuarte de Huerva para llegar a las riberas de Casablanca y tras pasar bajo el Canal Imperial de Aragón, el Huerva se adentra en el casco urbano, ocultándose inmediatamente tras pasar por el Puente del Parque Grande, para acabar desembocando sus maltratadas aguas en el Ebro en la ciudad de Zaragoza a 200 metros de altitud.
En los barrancos del río Huerva quedan algunas de las últimas poblaciones del cangrejo de río común, el barbo culirroyo, la bermejuela y la madrilla, especies amenazadas por la culebra viperina y la rata de agua.
Este río ha sido aprovechado siempre para el regadío, remontándose incluso a antes de la romanización y aunque éstos realizaron numerosas obras destinadas a riegos, fueron los musulmanes los autores de la mayoría de los ingenios hidráulicos, desde acequias hasta azudes, pasando por batanes y norias.
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Río Huerva a su paso por el parque de MuelImagen obtenida de José Antonio Cabetas Aliaga bajo licencia de Creative Commons
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