Entorno Natural en los Pueblos de la Provincia de Zaragoza, Naturaleza
Entorno Natural en la Provincia de Zaragoza
Los pueblos de la provincia de Zaragoza reúnen una gran diversidad paisajística. El río Ebro actúa de arteria vital en un territorio caracterizado por los fuertes contrastes, donde coexisten frondosos bosques prepirenaicos y amplias extensiones casi desérticas, alegradas por el ocasional verdor de las vegas fluviales.
El Parque Natural de la Dehesa del Moncayo; la Reserva Mundial de la Biosfera de las Bardenas; la laguna de Gallocanta, zona de refugio, descanso y nidificación de aves; y los terrenos esteparios de la Lomaza de Belchite y los Monegros, son modelos únicos de clima y paisaje en Europa.
A su singularidad se suma la del Prepirineo y el Piedemonte ibérico, donde el llano y la montaña confluyen de un modo particular, y la de los espectaculares parajes en donde el discurrir de los ríos dibuja galachos, hoces y cañones o bien se toma un descanso en forma de lagos naturales o de espaciosos embalses aptos para la pesca y los deportes náuticos.
La provincia cuenta con varios centros de aguas termales, situados en los municipios de Alhama de Aragón, Jaraba y Paracuellos de Jiloca, enclavados en la comarca de Calatayud. En espacios naturales se levantan variados complejos que conjugan el ambiente tranquilo y acogedor de los balnearios decimonónicos con modernas instalaciones, capaces de ofrecer a sus visitantes todo tipo de propuestas con aguas minero-medicinales, declaradas de utilidad pública.
Cerca de estos establecimientos, en Nuévalos, se localiza una de las más preciadas joyas de la provincia, el Parque Natural del Monasterio de Piedra. La corriente del río Piedra ha modelado la roca durante milenios, formando asombrosos lagos, grutas y cascadas, que se rodean de densos bosques de ribera, y de un ecosistema particular, de acusada diversidad biológica.
Los paisajes de la provincia, junto con una herencia cultural derivada de su condición de lugar de encuentro de civilizaciones, han dado origen a multitud de tradiciones culinarias. Hablar de gastronomía en Zaragoza es hablar de las numerosas variedades de frutas y verduras que llenan las huertas, pero también del cordero y de la caza, de aceites de fama internacional, de quesos y embutidos, de repostería, y de los vinos criados en las comarcas de Cariñena, Borja y Calatayud.
Todos estos son unos ingredientes de primera calidad incluidos en la llamada dieta mediterránea, a la vez sana y variada, que demuestran su valía tanto en preparaciones tradicionales como en modernos platos de alta cocina.